

Personajes:
YO. Una belleza.
TÚ. Otra belleza.
(Oscuridad. Un largo pitido y luz. Un vagón del metro de Madrid, reconocible por el sonido y representado por una pared en la que está pintado el vagón de metro, con personas también pintadas en las ventanas, en el que se ha hecho un hueco a través del cual se ven los personajes, que son dos que en principio están de espaldas. Dos personas colgadas de la barra, mirando a la puerta, que se abrirá y cerrará nada más empezar y al final de la conversación. Ambos con melena como cola de caballo, larga, ondulada, hermosa, frondosa, espléndida. Ambos tienen figuras estilizadas, altas, similares. Zapatos planos, pantalones de campana. Una de ellas tiene un libro de lingüística, que sujeta lateralmente, abierto.
Sensación de que el vagón está muy lleno. Las dos personas están contiguas, de modo que se tocan y se balancean lateralmente, balanceo que hay que ensayar cuidadosamente para que quede natural.
Un primer plano de las caras, al principio borroso, se va haciendo nítido y se proyecta en streaming en el muro del túnel, un poco arriba, un poco deformado.
El diálogo está grabado, las dos personas mueven los labios como si hablaran. La respiración de TÚ se va agitando progresivamente a lo largo de la escena, y la voz de YO es cada vez más baja y susurrante, se oyen sus paladeos, se oye muy cerca. YO tiene una voz distorsionada, TÚ es voz de contralto.)
YO: Hola, soy yo. Reino en lo grotesco. Mi pequeño pene encapuchado me hace gozar como si lo estrenara cada vez.
TÚ: Qué guarrada. Qué dice. Locuras…
YO: ¿Te asombras?
TÚ: No es asombro, sólo es que no viene a cuento.
YO: Y eso que no tengo género. Porque ¿qué género tiene “yo”?
TÚ: Déjame. No estoy para disquisiciones.
YO: y ¿qué género tienes tú?
TÚ: (Volviéndose, viéndose de perfil, mirando por primera vez a los ojos.) ¿No lo ves? Creo que es evidente.
YO: Porque sexo sí que tengo, tú…
TÚ: No intentes calentarme, que no llegamos a ninguna parte.
YO: “Él” es el primero que tiene género. Y, en la danza de vocales del idioma, es el neutro el que se lleva la “o” de lo masculino.
TÚ: (Mirando por primera vez de forma coqueta) Sabes mucho, tú…
YO: Yo. Yo soy víbora, hembra.
TÚ: (Balancea la melena con energía) Tú…
YO: Yo soy perezoso, macho.
TÚ: (De pronto, con descaro) A ver. Sácate la polla si te atreves, aquí, en pleno metro de Madrid.
YO: (Ignorando a TÚ) Soy cualquiera, una cualquiera, un cualquier… y quiero amarte (mirando a los ojos a TÚ). ¿Qué me dices?
TÜ: (Obviamente feliz). Ah… ya está… déjame. Estoy hasta los cojones ya…
YO: Directamente al tema, sí. Como bicho en celo. Sin los preámbulos que hacen que ella triunfe.
TÚ: ¿Quién? ¿No querrás decir la cultura? Mira qué animalidades…
YO: Voy a dejar un reguero de olor desde los pies hasta tu coronilla, y humedad de coño.
TÚ: (Ya excitándose y dejando que se aproxime YO) Ah… no me toques con las tetas.
YO: Voy a explorar la caverna de tu oreja hasta agrandarla inconmensurablemente.
TÚ: Ah. (acercándose con los vaivenes, hasta que queda la boca pegada a la oreja).
YO: Voy a echarme a tu lado a dormir para mezclar mi aliento de gruta oscura…
TÚ: Ah.
YO: …con el tuyo de vapor de vaporeta.
TÚ: ¿Qué dices?
YO: De arriba a abajo caerás, luego de abajo arriba, perderás esa compostura de…
TÚ: (De pronto a la defensiva) ¿de qué?
YO: De…
TÚ: (Con agresividad) ¿De qué?
YO: De estupidez soberana. Reinando en lo grotesco, prohíbo la estupidez soberana.
TÚ: (De pronto, volviendo en sí, alzando el libro y reiniciando la lectura con respiración agitada).
YO: Mi estúpido nauseabundo helado de chocolate, tú, mi tú, que yo te lama…
TÚ: (Levantando la vista, dejando caer lentamente el libro…)
YO: …desde el núcleo derretido del mundo hasta las alturas de tu cosa. De tu coso.
TÚ: (Mordiendose los labios, poniendo los ojos levemente en blanco.)
YO: Déjame que te pruebe, como se prueba un… un… un sorbete…
TÚ: (Dejando caer el folleto entre los dedos, mordiéndose los labios, quedando extasiado). Ah…
YO: Quiero sorber el punto exacto, sombreado, por el que asoman tus heces almizcladas.
TÚ: (Volviendo en sí.) No.
YO: Voy a ser tu sombra, la sombra de tu perro, el asfalto palpitante bajo tus plantas, tu cueva en la noche, pupila en tu oscuridad, tu luz de silencio, tu nada, tu todo. Voy a ser tú.
TÚ: (Con gran desasosiego) Yo… deja…
YO: Voy a morderte, a maltratarte, a deglutirte, a canibalizarte, a recorrerte palmo a palmo hasta…
TÚ: Basta.
YO: …hasta que me digas la palabra mágica como en un Parque Jurásico cualquiera. (Forzando. Ridiculizando. Remedando.) Te quiero.
TÚ: (De forma angustiosa, tratando de zafarse.) Yo no… me bajo… me bajo…
YO: Soy también un pestañeo en tu mejilla (se interpone).
TÚ: Deja…
YO: (Poniéndose violento, sujetando, ya dando manotazos.) Y la mano que va a arrancarte de ti para llevarte a ti. Escoria. Amor. Te miro y te deseo. Nos… nos…
TÚ: Ay, ay… (Intenta salir, intenta salir en vano, manotazos, brazos agitándose.)
(Se cierran las puertas. Largo beso en la boca mientras los objetos caen y las manos recorren los cuerpos que se tienen que apoyar, a punto de rodar, mientras el metro avanza y los demás no ven, o hacen que no ven, pintados en el cartón del vagón, presentes y ausentes.
Se hace la oscuridad en el escenario).
Debatcontribution 0el Texto dramático sobre el GÉNERO DE “YO”
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